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El gofio: sabor canario, dulce o salado...




La periodista y escritora Canaria, Yolanda Delgado Batista, que acaba de publicar su primera novela: La isla de las palabras desordenadas, Editorial Izana, ha tenido el detalle, con el autor de este blog, de escribir unas líneas dedicadas al gofio canario. Un alimento cuyas características describe con su habitual maestría, y que en la Península es mucho más desconocido de lo que sería razonable. 
Gracias Yolanda.


Grande Covián, médico especializado en nutrición, sólo tenía elogios para este producto canario de alto valor nutritivo que, sin embargo es bastante desconocido fuera de las islas, salvo en Latinoamérica que fue destino de muchos emigrantes canarios.

El gofio es una harina muy ligera que se obtiene tostando primero el grano del millo (maíz), del trigo y de otros cereales e incluso del garbanzo. Después este grano pasa por un proceso artesanal de molienda donde grandes piedras de molino se encargan de triturarlo hasta convertirlo en un polvo muy fino. El tueste evitaba la germinación del grano y la molienda facilitaba su transporte y su conservación, así los hombres del campo y los pescadores sólo tenían que mezclar el gofio con caldo, leche, vino, miel o cualquier otro líquido para alimentarse y aguantar el resto de la jornada.

Es un producto versátil, buen compañero de carnes, pescados, pucheros canario, potajes, quesos y plátanos. También se consume amasado, trabajándolo con diferentes caldos, azúcar o sal, según el sabor deseado y hasta puede añadirse almendras y miel. La masa (pella) en forma de cilindro se corta con cuchillo y es un magnífico acompañante del mojo.

Otra manera muy popular de consumirlo es la cabrilla, que consiste en gofio amasado con caldo acompañado de gajos de cebolla cruda, mucho mejor si es de la variedad guayonge, cebolla dulce y con un característico rojo púrpura. El gofio también se emplea en la elaboración de turrones, helados, mousses, galletas y bizcochos.

Muchos hemos tenido la oportunidad de acompañar a nuestros padres y abuelos al molino para comprar gofio recién molido. El agradable olor a grano tostado, el aroma a molino es difícil de olvidar. Pero si no se tiene tiempo, también se puede adquirir en cualquier tienda de alimentación. Se presenta envasado en bolsas transparentes. Ya en casa se suele guardar en una lata o recipientes de cristal hermético donde se conserva en buenas condiciones durante tres meses.

Mucha gente piensa que el gofio es un alimento que tiene muchas calorías y por tanto engorda, pero esta idea es errónea, muy al contrario, es un producto bajo en calorías e ideal para prevenir la obesidad, además de ser muy recomendable para quienes hacen deporte por su gran aporte energético. El gofio mezclado con leche es ideal para bebés, niños y ancianos porque se digiere fácilmente y resulta un alimento imprescindible en la dieta dado su alto contenido en minerales (hierro, zinc y magnesio). Además, el contenido lipídico del gofio es superior al de las harinas blancas. Sus ácidos grasos esenciales funcionan como un potente protector de enfermedades cardiovasculares. Y qué decir del precio en tiempo de crisis… ¡El kilo no llega a los 2 €!

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